jueves, 28 marzo, 2024

MINISTERIO ORDENADO: ARTE DE DEJARSE MODELAR

Juan Rubio Fernández
En memoria mía
Fragmentos de la vida de un cura
Ed. PPC. Madrid 2009, 175 pp.


En este Año Sacerdotal se ha escrito mucho sobre el ministerio. Unos han reflejado más la esencia del mismo, otros la misión y algunos la función. El libro de Juan Rubio Fernández nos ofrece la síntesis hecha vida: el diario ficticio (o no tan ficticio) de un hombre al servicio del único Ministerio.
Mario, el protagonista, es tan real que da vértigo. Un sacerdote que a los 70 años ha adquirido la capacidad de ver y entender; de leer y atesorar sin sombra de escepticismo. Mario es el reflejo de muchos y muchas, presbíteros o no, que han vivido y siguen viviendo proporcionándonos el pulso de la Iglesia real.
Escrito en género de diario, con tono casi autobiográfico describe con sencillez lo que hay tras la persona que representa y ofrece. El protagonista siente – se oye su respiración en cada página – y en noches de insomnio se atreve a dejar que las palabras, una tras otra, describan con rasgos humanos lo que no es sino escritura de Dios.
El autor nos ayuda, con Mario a las puertas de la vejez, a adentrarnos en los temas de siempre en la existencia de quien creyó en la Palabra. No hay miedos ni tapujos, sólo hay reflexión sincera ante los grandes relatos de la vida. ¿Qué pasa por el corazón de un ministro ordenado ante la soledad, la muerte o el amor? ¿Cómo experimenta la pertenencia al presbiterio o la comunidad, ante otros cristianos o la vida consagrada? En memoria mía es una narración osada y necesaria; es el paso de los grandes principios del texto, a los pequeños acontecimientos que tejen la vida.
El autor, sacerdote y escritor; hombre apasionado por la verdad y buen amigo, nos deja en cada renglón la riqueza de alguien que vive más de lo que expresa. Sus insinuaciones son signos de aliento. Su tesis: mucho más allá de las apariencias está el logro de lo que Dios va haciendo con cada ser que se entrega.
No es un texto blando. Es duro. No huye de los grandes problemas del ayer y del hoy. Al lado de las mejores motivaciones del protagonista aparecen sombreando las grandes dudas del compromiso evangélico: envidias y conspiraciones; momentos inciertos y soledad; rupturas internas y dudas…
Mario está al final de su vitalidad apostólica. Y ahí, cuando fallan las fuerzas, brota la tentación del recuerdo…”cualquier tiempo pasado fue mejor”. Pero, enseguida, con la fuerza de aquel que ordena y da, se recupera en la confianza de que siempre y, únicamente, permanece y pertenece la Eucaristía… por quién es y está.
El viejo sacerdote es un hijo de la época. El subtítulo, Fragmentos de la vida de un cura, nos recuerda que este tiempo es de «micro relatos». Sin embargo están llenos de contenido y hondura. Consagrados, sacerdotes y laicos van a encontrar en esta obra un elenco de momentos deliciosos; un sinfín de recuerdos vividos y, sobre todo, aliento para abrazar el futuro con sentido y paz.

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