jueves, 28 marzo, 2024

A. BOCOS CELEBRA 50 ANIVERSARIO DE ORDENACIÓN

Es un referente en la vida religiosa. Decir Aquilino Bocos es decir confianza en el don recibido. Ha estado vinculado a esta firma, Vida Religiosa, toda su vida ministerial. Algunos años, en la década de los 70, como director. Cuando ejerció el servicio de gobierno en su congregación como superior provincial y superior general, como impulsor. En estos últimos años, como fiel y esperanzado compañero. En él se manifiesta, con claridad, que lo importante no es el cargo, sino la fe para entregarse a una causa. Ahora celebramos sus cincuenta años de ministerio sacerdotal.

Son muchos años, ha visto casi todo y no ha menguado en nada su esperanza. Cree en este don y en esta misión. Vive el presente con serenidad y gozo; mira al futuro sin miedo; no le ha vencido ni la rutina, ni el desánimo. Tenerlo en el equipo de la revista es no sólo un lujo, sino la garantía de que estamos acompañando a los consagrados en la travesía hacia una nueva vida religiosa por su rigor, alegría y profesionalidad. Ahora, al compartir con la inmensa comunidad de lectores y amigos de la Revista Vida Religiosa sus primeros cincuenta años de ministerio, no estamos dando una noticia de recuerdo, ni un guiño al pasado; estamos subrayando que esta forma de vida tiene futuro, está abierta al mañana y es signo de fecundidad.

Por todo lo vivido y por lo que de la mano de Dios está por venir, ¡gracias Aquilino!

 

Este es el decálogo que nos ofrece convencido de la peremne actualidad del ministerio y que ha titulado:

 

Invitaciones que me hago como misionero presbítero

 

 

1. Vive con fe tu vocación de misionero presbítero en el misterio de Dios Trinidad y confiesa con alegría tu filiación, tu fraternidad y tu misión. Para Dios eres hijo y, para los hombres y mujeres de este mundo, hermano y servidor de la misericordia divina. Repítete con frecuencia: “Mi espíritu es para todo el mundo”.

2. Vive con gratitud el don del ministerio. Sé dócil en la misión al Espíritu que te ha ungido y enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. Identifícate con el proyecto salvador de Jesús: preocúpate por las cosas del Padre y acepta su destino de muerte y resurrección. Sé su testigo y ejerce la profecía del Reino con celo apostólico y con humildad, paciencia y mansedumbre, al estilo de Claret.

3. Vive con gozo la comunión eclesial. Piensa y actúa eclesialmente. Ejerce el ministerio de la nueva alianza, que es misterio de amor, de comunión, de reconciliación y de solidaridad. Fomenta buenas relaciones con las diversas formas de vida cristiana. Colabora con los Pastores y sé amigo de los sacerdotes y de los religiosos de otros institutos. Da confianza a los laicos y edifica la Iglesia en misión compartida.

4. Vive con radicalidad el seguimiento de Jesús pobre, casto y obediente. Entrega tu vida por el Evangelio. Realiza lo que significa tu consagración. Comparte tu vida y misión con tus hermanos de comunidad. Sé libre, honesto, sencillo y disponible.

5. Vive con intensidad la amistad con Jesús y María. Contempla, admira, alaba, da gracias y ora. Revive los sentimientos de Jesús como “hijo y ministro” forjado en la fragua del Corazón de María. Relee la Autobiografía de Claret y asimila las Constituciones.

6. Vive con plena dedicación el servicio misionero de la Palabra. Como discípulo y misionero, escucha, medita y proclama que Jesús vive y nos salva. Esfuérzate para que Dios Padre sea conocido, amado y servido por todos. Trabaja por la verdad y la justicia. Anuncia y denuncia con valentía, pero siempre con amor y nunca con ira.

7. Vive con pasión tu ministerio. Arde en caridad sin quemarte. Imita al Buen Pastor y ofrece agua viva a los que padecen sed de Dios. Escucha los gemidos del pueblo. Sé amigo de los pobres y de aquellos a quienes nadie quiere. Ten corazón de madre y rodea de ternura a los pecadores, a los que sufren, a los maltratados y a los excluidos.

8. Vive con fidelidad creativa tu ministerio. Intenta conocer bien al hombre de hoy, su cultura, sus costumbres y sus aspiraciones. Acepta y conjuga las diferencias. Frecuenta el futuro y mantén abierto el diálogo y el discernimiento. Sé lúcido, estudia y prepárate para dar respuesta a los desafíos que se te presenten.

9. Vive con confianza en Dios, en los otros y en ti mismo. La Palabra de Dios y la cercanía al pueblo, la oración, la convivencia fraterna y el acompañamiento espiritual son tus mejores apoyos para crecer. Mantén una mirada positiva sobre el mundo, la Iglesia, la Congregación y la comunidad en la que moras.

10. Vive con paz y sosiego cada día, sin dispersión y buscando en todo la armonía en tu corazón y a tu alrededor. Mira hacia delante, camina con esperanza y contagia el amor.

Confesión

El don que recibí hace 50 años me abrió los ojos, el corazón y las manos. He mantenido una certeza: “Sé de quién me he fiado” (2Tim 1, 1). Cuanto más insisto en invitarme a ser auténtico misionero claretiano presbítero, mayor es la distancia. Pido perdón por el retraso y sólo os ruego que juntos demos gracias. Cantemos el Magníficat.

 

Print Friendly, PDF & Email
- Advertisment -
Artículo anterior
Artículo siguiente

DEBERÍAS LEER

Todo lo que no se da, se pierde

0
Hay un proverbio indio que dice que: “Todo lo que no se da, se pierde”. Recuerdo que se me quedó grabado hace unos años...

PROCRASTINAR

Domingo de corazones

Mira, cree, vive

Síguenos en Twitter


Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies